Reivindica la larga historia de los comunistas en España, llama a la resistencia frente a un capital al que acusa de pretender acabar con cualquier formalismo democrático y se extiende en la idea de impulsar una amplia convocatoria social que aglutine la resistencia frente a las políticas neoliberales que imperan en toda Europa.
- ¿Cómo se aborda desde la dirección un aniversario tan señalado?
— En primer lugar, desde la satisfacción de haber sido capaces de mantener en pie el Partido Comunista durante 90 años. Y no ha sido fácil; en ciertas épocas históricas, ha sido muy peligroso, y en los últimos tiempos tampoco ha sido fácil; la presión del capital no sólo ha querido acabar con nosotros electoralmente; han llegado a equiparar al Partido Comunista con el fascismo. Esa batalla la hemos ganado.
— Una trayectoria llena de hitos.
— Han sido 90 años muy largos, con muchos hitos, y con alguna sombra también, pero, fundamentalmente, con mucha lucha.
— ¿Cuáles han sido el mejor y el peor de los momentos del partido?
— El mejor, desde el punto de vista político, fue el triunfo del Frente Popular. La República, que ya había significado una gran ilusión para mucha gente, se confirmó con el Frente Popular, y se abrió la posibilidad de convertirla en una república de los trabajadores. El momento más dramático sucedió durante los años posteriores a la Guerra Civil, cuando el fascismo se planteó exterminar físicamente a los comunistas. Son la cara y la cruz de la moneda en un corto espacio de tiempo.
— ¿Qué eventos han preparado para conmemorar este aniversario?
— Tenemos una conmemoración formal, el 18 diciembre, con una cita en el antiguo matadero de Madrid, en el que desarrollaremos un acto cultural y político. Pero tenemos otra conmemoración política; en junio del año que viene tenemos una conferencia política, en la que no se va a elegir dirección ni vamos a entrar en debates numéricos, sino en la que vamos a debatir qué significa ser comunista, qué es el Partido Comunista en el siglo XXI.
— Aprovechando esta efeméride, ustedes han pedido a la antigua militancia que regrese al Partido.
— Es algo que está incluido en el manifiesto que aprobó el Comité Federal. Un manifiesto en el que en una de sus partes se hace un llamamiento a mucha gente que en ese país, en un momento determinado, entendió que el Partido Comunista era un instrumento válido para cambiar la sociedad. No sólo un instrumento electoral, sino fundamentalmente para luchar por la democracia, por mejores condiciones, por la justicia social, pero que, por avatares de la historia, por errores propios también, han ido abandonando nuestras filas, y no se han ido a otra formación política. A los que se han instalado en el PSOE o en otras formaciones –también hay exmilitantes nuestros en las filas del PP–, no hay nada que decirles; están en el sitio en el que tienen que estar. Pero la inmensa mayoría no buscó otro lugar, han quedado en la retaguardia, y creemos que es la ocasión de hacer este llamamiento porque la situación con la crisis y la ofensiva del capital nos lleva a plantear una ofensiva más allá de lo electoral, y a plantear una alternativa al sistema.
— ¿Cuál es el mensaje hacia esta antigua militancia para que recuperen la ilusión?
— Hoy, igual que en otras épocas de la historia, hay que defender la democracia. Ahora un capital está tratando de acabar con una democracia, por muy trucada que sea. Al capitalismo le sobra la formalidad de un parlamento que legisle, y le sobra el formalismo de un gobierno soberano. Hay que salir a luchar por la democracia, por la justicia. Lo que queremos decir a estos camaradas que en un momento abandonaron la actividad política es que esta es la ocasión para reengancharse, para descubrir que sigue siendo válido luchar por los ideales de la justicia social.
— ¿Cuál es el papel del Partido Comunista, ahora integrado, junto con otras fuerzas, en una formación mayor como es Izquierda Unida?
— Históricamente, el Partido Comunista estuvo integrado en el Frente Popular; ahora, en IU. En este momento, el papel del Partido Comunista es el de dar la batalla ideológica frente al capital, y plantear una alternativa de camino al socialismo. Entendemos que ahora hay que dar una batalla por los valores; hay mucha gente que puede entender que en esta época de crisis se ha perdido la batalla, y que no se puede hacer nada frente a lo que nos impongan desde la Unión Europea, con una resignación que es el caldo de cultivo para que los valores conservadores triunfen. Frente a eso, el Partido Comunista plantea la posibilidad de construir una sociedad alternativa, que se puede dar la batalla y que no está perdida la guerra. Al contrario, hay un instrumento, el Partido Comunista, que va más allá de la cuestión electoral, que plantea un modelo diferente de relaciones humanas, un modelo diferente de economía, un modelo diferente de sociedad, el socialismo.
— ¿El PCE sería hoy como un foro de reflexión, un centro de análisis político?
— No. El Partido Comunista tiene todas las competencias de un partido político, salvo la de presentarnos a unas elecciones. Hemos aprobado en nuestro Congreso que somos un partido para la acción social, para la acción política, para la intervención en el conflicto. No es un foro de debate, es un partido que se moviliza frente a la crisis, que participa activamente en el 15-M, que se muestra muy activo en la configuración de un sindicalismo de clase, en el marco de CC OO. No es un foro de debate; es un partido activo. En la cuestión electoral tenemos delegadas nuestras competencias en Izquierda Unida, formamos parte de sus candidaturas y nos adecuamos al programa electoral de IU. Voy a poner un ejemplo, tal vez extemporáneo. Cuando la gente se afiliaba al Partido Comunista en los años 60 o a principios de los 70, no se afiliaba a un partido electoral, porque no había elecciones. Ahora tenemos las mismas competencias que teníamos en esos años.
— ¿Volverá el PCE a tener mayor visibilidad pública?
— El PCE tiene una visibilidad pública, también dentro de lo que permiten los medios de comunicación. Pero el Partido Comunista está en la calle, desarrolla sus actividades, y más que recuperar la visibilidad, lo que queremos es promover mayor actividad en el conflicto social frente a esta crisis que el capital está transformando en un intento de imponer una dictadura de los mercados sobre la ciudadanía. Ahí hace falta recobrar un mayor dinamismo.
— Lo que está claro es que la apuesta estratégica del Partido Comunista es IU.
- Eso quedó muy claro en el último congreso. Hubo su debate, en unos momentos difíciles, incluso para la propia Izquierda Unida. Creo que el PCE tuvo un gran acierto en esos momentos al apostar por Izquierda Unida, como se ha demostrado en las recientes elecciones. El Partido Comunista está muy cómodo en Izquierda Unida, muy cómodo en una organización política que queremos que sea de nuevo estilo, en la que pueda haber más partidos, en la que pueden estar más colectivos. Es una apuesta estratégica de la política de alianzas del PCE.
— ¿Cómo se puede rentabilizar el auge electoral de IU para tener más presencia en la sociedad?
— El PCE no se quiere aprovechar del buen momento de Izquierda Unida; pero la nueva situación electoral nos va a permitir tener una plataforma parlamentaria para que lo que hacemos en la calle tenga reflejo en las instituciones. Puede permitir que muchas de nuestras iniciativas, que quedaban muy mermadas por una muy pequeña presencia parlamentaria, ahora tengan mucha mayor visibilidad. También se trata ahora de dar respuesta a toda esta gente que ha confiado en nosotros y convertirnos en la voz de los que no tienen voz en el Congreso.
— Dentro de lo que ha sido la histórica política de alianzas del PCE, hace muy poco IU realizó una propuesta de creación de un frente amplio, integrado por todas las fuerzas a la izquierda del PSOE, algo que se habría denominado La Izquierda. ¿Van a retomar esta propuesta?
— En IU hubo ese debate. No se trataba tanto de un frente de izquierdas, como de una convocatoria social. Precisamente en estos días lo estamos retomando en IU. El Frente de Izquierdas se entendería solamente como una coalición de partidos. Nosotros apostamos por una convocatoria social –que puede englobar a partidos–, pero que, fundamentalmente va dirigida a la gente, a los colectivos sociales, a las personas que están siendo afectadas por la crisis. Esa convocatoria social –que yo coordino a nivel federal en IU– vamos a retomarla después de las elecciones, porque tiene una voluntad de persistencia. Vamos a dirigirnos a todos aquellos afectados por la crisis, y que necesitan un referente social e institucional para combatir las políticas que van a venir, porque el PP, pese a que ha dicho muy poco, es evidente que no va a romper con ese intento de la Unión Europea de imponer una política basada en los recortes, en lugar de promover iniciativas que acaben con el desempleo.